Monday, December 7, 2009

Capitulo I

Abrí lentamente la puerta. En mi mente pasaban muchas cosas. Mi mente luchaba para que yo no cometiera una estupidez. Recordaba muchas cosas. Miraba a mis padres peleándose, a mi hermano regañándome, las malas calificaciones en la escuela, a mis maestros enfurecidos, las peleas que tenía con mi novia, la separación de mis padres, y a mi hermana pequeña entristecida y llorando por los pleitos que sucedían.
Me metí al baño. Me quite la ropa, nomás me quede con mi ropa interior, unos boxers. Prendí lentamente la llave de la regadera y me metí a la tina del baño. Sentía como el agua recorría por todo mi cuerpo y pensaba en todo lo que me había ocurrido. Me acosté en la tina del baño. Empecé a llorar descontroladamente.
--- ¿Por qué Dios mió por que? --- decía una y otra vez
Me pare y estire la mano para alcanzar el pantalón que me había quitado, metí la mano en la bolsa y saque una navaja. Me acosté de nuevo en la tina del baño. Empecé a acariciar la navaja suavemente. Recorrí la navaja por todo mi cuerpo. Mi mente me perturbaba y escuchaba mi propia voz. En medio de la confusión y la tristeza no sabia que hacer.
Sentía un fuerte escalofrió por todo mi cuerpo. Mi cuerpo empezó a temblar y respire profundamente. Agarre la navaja y suavemente empecé a rasgar mis venas. Empecé a sangrar y yo veía como la sangre y el agua se iba con la corriente. Grite fuertemente del dolor que mi cuerpo sentía. Mis llantos y gritos se escucharon en la casa. Desesperadamente mi madre corrió hacia el baño. Ella gritaba enloquecida. Mi hermana hablo al número de emergencias. Y mi hermano trataba de abrir la puerta del baño. Sentía un gran alivio, pero a la misma vez sentí una gran desesperación por mi familia que estaba sufriendo por mi culpa.
Las ambulancias llegaron y mi madre estaba llorando desesperadamente. Minutos después los paramédicos me sacaron del baño inconciente y ensangrentado. La tina del baño estaba llena de sangre. Me llevaron de urgencias al hospital.
Dos horas después todo estaba fuera de peligro. Mi madre tristemente se metió a mi cuarto donde yo estaba en el hospital. Mientras yo estaba acostado descansando y pensando muchas cosas. Sentí la presencia de mi madre y abrí los ojos. Mire a mi madre con lágrimas en sus ojos.
--- Perdón madre.
Le dije a mi madre y luego agache la cabeza.
Llena de lágrimas mi madre me respondió.
--- No te preocupes hijo mió
--- Lo único que quiero es que estés bien.
--- Por favor no vuelvas a hacer esto de nuevo.
La mire fijamente a los ojos a mi madrecita y le dije que jamás lo iba hacer de nuevo. Me eche a llorar y abrase fuertemente a mi madre.
Unas semanas después yo me recupere rápidamente. En la escuela mis amigos me preguntaban que había pasado. Y yo les contaba todo lo que había pasado. Sentía el apoyo de mis amigos. Pero aun así no dejaba de pensar en los problemas que me pasaban. Todavía no aprendía mi lección de lo que ya había hecho. Fui con Rachelle y me entere que ella anda con otro. Sentí de nuevo esa sensación que tuve aquella noche. Y no sabia que hacer de nuevo. Ya le había prometido a mi madre que jamás volvería a hacer eso.
Otra vez no tenia ganas de vivir. Otra vez pensaba hacer lo que ya había hecho. En la cafetería una de mis amigas me vio afligido. Me pregunto que es lo que ocurría.
--- Nada
--- Solamente no se que hacer con mi vida
Le respondí a mi amiga. Con una voz muy baja y triste. Entonces mi amiga Mireya me dijo.
--- No es así, ándale ya anímate.
--- Ya faltan muy pocos días para la gran noche de Halloween.
--- Yo y mis amigas estamos organizando una fiesta de disfraces.
--- Vamos a la fiesta para que te diviertas.
Sin ninguna otra cosa, acepte ir a la fiesta. Nomás para sacar todo eso de mi mente y distraerme un poco.
Al día siguiente mi amigo que se llama Jesús me llamo por teléfono para invitarme a ir a la tienda para comprar los disfraces. Yo no quería ir pero Jesús me convenció. Fuimos a una tienda de disfraces. No tenía muchas ganas de ir a esa fiesta. Yo estaba muy serio mientras Jesús compraba los disfraces. Jesús vio como estaba y entonces me dijo que si el podía escoger mi disfraz. Le respondí que si, que como quiera yo no tenia muchas ganas de ir y que no me importaba.
Jesús decidió comprarme pintura para que me pintara la cara. Ya que veía que no quería ponerse algo. Nos salimos de la tienda. Jesús es uno de mis mejores amigos. Y me pregunto que le dijera la verdad.
--- ¿Ándale dime que pasa?
--- Tu sabes que yo te escucho en lo que sea
Me quede callado. Y no le respondí nada. Jesús siguió insistiéndome hasta que le respondí.
--- Es que no se
--- Estoy así porque siento que nadie me entiende
--- No se que hacer
--- Mejor después te digo
Jesús me pregunto otra vez. Pero no le conteste y le dije que por favor dejara eso para otro día. Jesús confundido y con tal de que yo estuviera bien me llevo a mi casa. Me baje del carro y me despedí de el. Me metí adentro de mi casa sin decirle ninguna sola palabra.
Para desahogarme saque un cuaderno que había comprando al principio del año escolar y que no había usado. Agarre una pluma y puse de titulo en la portada del cuaderno “Mi vida”. Y empecé a dibujar en la primera hoja del cuaderno. Dibuje un corazón partido a la mitad y con alas. Puso mi nombre y el nombre de Rachelle.
Me acosté en la cama y respire profundamente. Estuve pensando en Rachelle que tanto me había hecho sufrir pero que no la podía olvidar. Mi corazón preguntaba por ella. Y ella ya tenía otra persona en su vida. Toque mi corazón entristecido y me salieron unas lágrimas. Lagrimas de desilusión ya que jamás podría estar con Rachelle. Sin que me diera cuenta me dormí.
Al día siguiente me desperté y me fui a la escuela. Vi a mi amiga Mireya y me pregunto de nuevo que si iba ir. Le dije que si iba a ir, que no se preocupara. Una amiga mía me abrazo fuertemente mientras iba caminando hacia al paletero para comprar unos chicharrones. Nelly era mi mejor amiga desde el año pasado. Ella me ha apoyado en todo lo que yo necesite. Gracias a ella el año pasado fue unos de los mejores que he tenido porque siempre me hacia feliz cuando mas lo necesitaba.
--- Hey mi honey bunny.
--- ¿Que has hecho?
Sonreí cuando la vi y la abrase fuertemente. Porque necesitaba de una persona que me entendiera y que me diera su apoyo.
--- Aquí nomás mi honey bunny
--- Comprando unos chicharrones porque tengo hambre
Nos empezamos a reír. Me dijo que ya se había enterado lo que hice la otra vez. Pero me dijo que no me preocupara, que si necesitaba algo que mejor le dijera a ella primero antes de hacer las cosas. Que ella no quería que yo cometiera una estupidez. Entonces sonreí y le di otro abrazo mas por haberme entendido. Por eso ella no es solamente mí mejor amiga si no también mi compañera, mi instructora, mi guía y mi consejera del alma. Porque siempre me ha apoyado y yo haría lo que sea para agradecerle en verdad todo lo que ha hecho por mi.
Me despedí de ella porque ya habían llegado por mí. Mi amigo Jesús me iba a llevar a mi casa temprano para que me arreglara para la fiesta de disfraces en la noche.

Capitulo II

Era un viernes, una noche fría y oscura, en una casa
mediana y una yarda llena de jóvenes, esperando pasar un
buen rato. Esperando a pasársela muy bien, estaban los
jóvenes en una fiesta de disfraces. Unos días antes de la gran
noche del día de los muertos.
Muchos con disfraces terroríficos y otros humorísticos. Un
disfraz de arcángel y otro de Satán. Otros venían sin disfraz,
nomás venían para pasársela bien. La música sonaba y
muchos bailaban. Yo nomas estaba ahí parado viendo a los
demás bailar y disfrutando el momento.
Ahí estaba la persona que yo quería, Rachelle. La persona
que no sentía nada por mí, una persona preciosa y hermosa.
Pero que en verdad yo daría todo por ella. Ella estaba con su
nuevo novio. Ella me veía y abrazaba fuertemente a su
novio y lo besaba para que yo la viera.
me moría de coraje y envidia. Yo estaba ahí, sin ganas de
vivir. Porque la veía a ella felizmente con su novio. Pero
algo en esa noche me revolvió a la vida. Algo inesperado me
paso, algo que nunca pensé que iba a pasar una noche así.
Estuvieron llegando más jóvenes, y llegaron muchos
jóvenes más. En esos jóvenes estaba un chavo que yo
conocía, pero que nunca habíamos hablado como amigos.
Su nombre era Gabriel. Era un chavo muy buena onda. Su
piel blanca, con unos ojos color castaños. Estaba un poco
mas chico que yo de estatura y tenia puesto un suéter azul
oscuro y unos jeans. No tenia disfraz ni tenía la cara
pintada. Cuando llego yo salude a todos sus amigos y también lo salude a el. Empezamos a hablar. No las pasamos
juntos, el a mi lado y yo al suyo. Empezamos hablar como si
ya nos conociéramos desde hace mucho tiempo. Fui
adentro de la casa, y me encontré a mi amiga Mireya. Le
pregunte acerca de Gabriel y me dijo que no sabia quien era.
Se lo enseñe desde la ventana para que Gabriel no nos viera.
Y no lo conocía, pero me dijo que Gabriel estaba guapo.
Me salí afuera y fui de nuevo con Gabriel. Me dijo que tenía
hambre. Fuimos adentro de la casa, le pedí comida a una
señora. Me dio un plato de comida y se lo di a Gabriel. El
me dijo que si se podía llevar una bolsa de botanas de papas
y una botella de refresco. Le pregunte a Mireya que si
podíamos llevarnos la bolsa. Y me respondió que no,
porque eran para repartirlos mas al rato. Gabriel se me
quedo viendo a los ojos y me dijo que no los lleváramos así.
Y a la ocasión que tuvimos agarramos la bolsa de botanas y
la botella de refresco. Las ocultamos en el suéter de el, y nos
salimos afuera. Nos comimos las botanas y nos tomamos la
botella de refresco. Y el se comió el plato de comida que yo
había pedido para el.
Pasó el tiempo y aún seguíamos juntos, viendo a los demás
disfrutando la música. El se ponía a mi lado, y me sentía a
gusto nomás de estar ahí con el. Su hermano se fue, y el se
quedo mas tiempo, la policía llego y la música se termino.
Poco a poco se iban los demás, y nosotros nomás estábamos
ahí esperando que pusieran más música. Pero ya no
pusieron, nomás estábamos conversando. Unos empezaron
a travesear a la botella y otros estaban esperando que
llegaran por ellos.
El nomás estaba esperando a su hermano.
--- ¿Que tienes?
--- Te noto preocupado.
Le pregunte a Gabriel, no me respondió entonces regrese a
ver a los demás jugando. Y cuando volteé se había ido ni lo
note. Su hermano había llegado, se fue con el y ya se iba. Me
levante y me le quede viendo mientras yo temblaba de frió.
Se regreso conmigo para despedirse.
--- Toma para que no tengas frió,
--- Hace mucho frió, al cabo yo ya me voy.
--- Ahí me lo das mañana.
Se quito su suéter que tenia puesto y me lo presto. Sentí algo
muy raro por todo mi cuerpo. Que yo recuerde nadie había
hecho algo así por mí. Y sentí que algo se desvaneció en mí.
Mi corazón palpito más de lo normal.
--- Muchas....
--- De nada.
No me dejo terminar lo que le iba a decir. Me dijo adiós y
me sonrió. Cuando se iba me regresaba a ver y sonreía.
Sentía su calor en el suéter, y empecé a concebir algo que
nunca había sentido por alguien. No se que me paso, me
encariñe tanto con el suéter y con Gabriel. Paso el tiempo y
yo abrazaba el suéter. Veía como Gabriel se iba en el carro y
el me regresaba a ver por la ventana de atrás. Es algo
inexplicable lo que sentí al verlo cuando se iba. Al prestarme
su suéter sentí algo muy especial.
Mi amigo Jesús y mi hermano se metieron dentro de la casa.
Yo también me metí cuando este Gabriel ya se había ido.
No lo podía creer. Mis amigos continuaron a travesear una
vez más a la botella dentro de la casa.
Lo único que yo me preguntaba era porqué me
había prestado el suéter. Si ni siquiera éramos amigos, pero
ahora ya lo consideraba uno. Fui al baño y empecé a pensar en Rachelle de nuevo. Pensé que jamás mi corazón la iba a
poder olvidar. Pero cuando Gabriel me presto el suéter.
Sentí que Rachelle se me arranco de mi corazón y alma. Ya
no sentía nada por ella, y ahora me estaba encariñando con
Gabriel. Porque en una noche inesperada todo cambio.
Paso el tiempo nomás nos quedamos mi amigo Jesús, mi
hermano Jorge, Mireya y sus amigas Lorena y Esbeyde.
También estaba la familia de Lorena porque ahí se había
hecho la fiesta en la casa de mi amiga Lorena.
Empezamos a contar cuentos de terror. Pero nos aburrimos.
Luego no se de donde sacaron el tema de que mi amiga
Mireya se había vestido de Gitana el año pasado en la noche
de los muertos. Mi amigo Jesús dijo que no era cierto. Y
Mireya saco el disfraz.
--- ¡Te apuesto a que no te lo pones!
Le aposté a Jesús.
--- ¡A que si me lo pongo y si yo me lo pongo tu te lo pones
después!
El me contesto. Nos fuimos al cuarto de Lorena y se lo puso.
Se miraba bien chistoso. Nomás imaginasen un chavo
musculoso y muy vanidoso vestido de Gitana. Nos
empezamos a reír cuando lo vimos así.
Y ahora me tocaba a mi ponérmelo nomás por apostarle a
Jesús. Me reía de los puros nervios. Me metí al cuarto y no
lo podía creer que había perdido la apuesta. Y pues ya ni
modo no había de otra. Agarre la falda larga y rosa. Me la
puse.
Después agarre la blusa y me la puse con trabajos porque
estaba muy chica no me entraba. Como no tenía busto,
Lorena me puso papel de baño. Y nomás de verme en el
espejo no lo podía creer. Me echaba a carcajear. Salí del cuarto para que todos me vieran. Y me tomaron fotos.
Estaba bien divertido. El único que falto vestirse de Gitana
fue mi hermano Jorge. Y dijo que mejor se iba a vestir de
mujer en el día de los muertos. Entonces mi amiga Lorena
se le ocurrió la idea de que los hombres se tenían que vestir
de mujeres y las mujeres de hombre. E hicimos la promesa
que nos íbamos a disfrazar así en el día de los muertos.
Gracias a todo eso se me olvidaron mis problemas y
me la pase divertido. También empecé a sentir algo que
jamás había sentido por alguien.
Esa noche se me hizo endosa, nos fuimos bien tarde de la
fiesta, ya eran las tres de la mañana y yo seguía ahí con mi
Jesus y mi hermano. Ya estábamos cansados y nos fuimos a
la casa. Cuando llegue a mi casa, me quite los zapatos y me
acosté en el sillón de la sala. Y abrase el suéter porque
todavía sentía el calor de Gabriel.
Empecé a pensar en el, pensé todo lo que paso esa noche
con el. Su mirada, su sonrisa, su cara de ángel. No podía de
desistir de pensar en el. Todo esto era nuevo para mí.
Nunca había sentido esto por un chavo. Siempre he
presagiado que me gustan las chavas y los chavos pero
nunca pensé que iba a sentir algo así. Y tan solo me había
prestado el suéter y apenas nos empezábamos a hablar.
Cerré los ojos y veía su cara, y de repente me dormí
pensando en el. Sentía su presencia en mí, lo sentía al lado
mío, pero no sabia si era en realidad o tan solo era un
sueño.
Al día siguiente me desperté y tenia el suéter puesto, me
sentí bien oportuno al ver que lo que había pasado no era
tan solo un sueño si no una realidad. No sabia que hacer, no
podía entender que me encariñe con Gabriel. Pero era en realidad. Sentía mucho pavor.