Monday, December 7, 2009

Capitulo II

Era un viernes, una noche fría y oscura, en una casa
mediana y una yarda llena de jóvenes, esperando pasar un
buen rato. Esperando a pasársela muy bien, estaban los
jóvenes en una fiesta de disfraces. Unos días antes de la gran
noche del día de los muertos.
Muchos con disfraces terroríficos y otros humorísticos. Un
disfraz de arcángel y otro de Satán. Otros venían sin disfraz,
nomás venían para pasársela bien. La música sonaba y
muchos bailaban. Yo nomas estaba ahí parado viendo a los
demás bailar y disfrutando el momento.
Ahí estaba la persona que yo quería, Rachelle. La persona
que no sentía nada por mí, una persona preciosa y hermosa.
Pero que en verdad yo daría todo por ella. Ella estaba con su
nuevo novio. Ella me veía y abrazaba fuertemente a su
novio y lo besaba para que yo la viera.
me moría de coraje y envidia. Yo estaba ahí, sin ganas de
vivir. Porque la veía a ella felizmente con su novio. Pero
algo en esa noche me revolvió a la vida. Algo inesperado me
paso, algo que nunca pensé que iba a pasar una noche así.
Estuvieron llegando más jóvenes, y llegaron muchos
jóvenes más. En esos jóvenes estaba un chavo que yo
conocía, pero que nunca habíamos hablado como amigos.
Su nombre era Gabriel. Era un chavo muy buena onda. Su
piel blanca, con unos ojos color castaños. Estaba un poco
mas chico que yo de estatura y tenia puesto un suéter azul
oscuro y unos jeans. No tenia disfraz ni tenía la cara
pintada. Cuando llego yo salude a todos sus amigos y también lo salude a el. Empezamos a hablar. No las pasamos
juntos, el a mi lado y yo al suyo. Empezamos hablar como si
ya nos conociéramos desde hace mucho tiempo. Fui
adentro de la casa, y me encontré a mi amiga Mireya. Le
pregunte acerca de Gabriel y me dijo que no sabia quien era.
Se lo enseñe desde la ventana para que Gabriel no nos viera.
Y no lo conocía, pero me dijo que Gabriel estaba guapo.
Me salí afuera y fui de nuevo con Gabriel. Me dijo que tenía
hambre. Fuimos adentro de la casa, le pedí comida a una
señora. Me dio un plato de comida y se lo di a Gabriel. El
me dijo que si se podía llevar una bolsa de botanas de papas
y una botella de refresco. Le pregunte a Mireya que si
podíamos llevarnos la bolsa. Y me respondió que no,
porque eran para repartirlos mas al rato. Gabriel se me
quedo viendo a los ojos y me dijo que no los lleváramos así.
Y a la ocasión que tuvimos agarramos la bolsa de botanas y
la botella de refresco. Las ocultamos en el suéter de el, y nos
salimos afuera. Nos comimos las botanas y nos tomamos la
botella de refresco. Y el se comió el plato de comida que yo
había pedido para el.
Pasó el tiempo y aún seguíamos juntos, viendo a los demás
disfrutando la música. El se ponía a mi lado, y me sentía a
gusto nomás de estar ahí con el. Su hermano se fue, y el se
quedo mas tiempo, la policía llego y la música se termino.
Poco a poco se iban los demás, y nosotros nomás estábamos
ahí esperando que pusieran más música. Pero ya no
pusieron, nomás estábamos conversando. Unos empezaron
a travesear a la botella y otros estaban esperando que
llegaran por ellos.
El nomás estaba esperando a su hermano.
--- ¿Que tienes?
--- Te noto preocupado.
Le pregunte a Gabriel, no me respondió entonces regrese a
ver a los demás jugando. Y cuando volteé se había ido ni lo
note. Su hermano había llegado, se fue con el y ya se iba. Me
levante y me le quede viendo mientras yo temblaba de frió.
Se regreso conmigo para despedirse.
--- Toma para que no tengas frió,
--- Hace mucho frió, al cabo yo ya me voy.
--- Ahí me lo das mañana.
Se quito su suéter que tenia puesto y me lo presto. Sentí algo
muy raro por todo mi cuerpo. Que yo recuerde nadie había
hecho algo así por mí. Y sentí que algo se desvaneció en mí.
Mi corazón palpito más de lo normal.
--- Muchas....
--- De nada.
No me dejo terminar lo que le iba a decir. Me dijo adiós y
me sonrió. Cuando se iba me regresaba a ver y sonreía.
Sentía su calor en el suéter, y empecé a concebir algo que
nunca había sentido por alguien. No se que me paso, me
encariñe tanto con el suéter y con Gabriel. Paso el tiempo y
yo abrazaba el suéter. Veía como Gabriel se iba en el carro y
el me regresaba a ver por la ventana de atrás. Es algo
inexplicable lo que sentí al verlo cuando se iba. Al prestarme
su suéter sentí algo muy especial.
Mi amigo Jesús y mi hermano se metieron dentro de la casa.
Yo también me metí cuando este Gabriel ya se había ido.
No lo podía creer. Mis amigos continuaron a travesear una
vez más a la botella dentro de la casa.
Lo único que yo me preguntaba era porqué me
había prestado el suéter. Si ni siquiera éramos amigos, pero
ahora ya lo consideraba uno. Fui al baño y empecé a pensar en Rachelle de nuevo. Pensé que jamás mi corazón la iba a
poder olvidar. Pero cuando Gabriel me presto el suéter.
Sentí que Rachelle se me arranco de mi corazón y alma. Ya
no sentía nada por ella, y ahora me estaba encariñando con
Gabriel. Porque en una noche inesperada todo cambio.
Paso el tiempo nomás nos quedamos mi amigo Jesús, mi
hermano Jorge, Mireya y sus amigas Lorena y Esbeyde.
También estaba la familia de Lorena porque ahí se había
hecho la fiesta en la casa de mi amiga Lorena.
Empezamos a contar cuentos de terror. Pero nos aburrimos.
Luego no se de donde sacaron el tema de que mi amiga
Mireya se había vestido de Gitana el año pasado en la noche
de los muertos. Mi amigo Jesús dijo que no era cierto. Y
Mireya saco el disfraz.
--- ¡Te apuesto a que no te lo pones!
Le aposté a Jesús.
--- ¡A que si me lo pongo y si yo me lo pongo tu te lo pones
después!
El me contesto. Nos fuimos al cuarto de Lorena y se lo puso.
Se miraba bien chistoso. Nomás imaginasen un chavo
musculoso y muy vanidoso vestido de Gitana. Nos
empezamos a reír cuando lo vimos así.
Y ahora me tocaba a mi ponérmelo nomás por apostarle a
Jesús. Me reía de los puros nervios. Me metí al cuarto y no
lo podía creer que había perdido la apuesta. Y pues ya ni
modo no había de otra. Agarre la falda larga y rosa. Me la
puse.
Después agarre la blusa y me la puse con trabajos porque
estaba muy chica no me entraba. Como no tenía busto,
Lorena me puso papel de baño. Y nomás de verme en el
espejo no lo podía creer. Me echaba a carcajear. Salí del cuarto para que todos me vieran. Y me tomaron fotos.
Estaba bien divertido. El único que falto vestirse de Gitana
fue mi hermano Jorge. Y dijo que mejor se iba a vestir de
mujer en el día de los muertos. Entonces mi amiga Lorena
se le ocurrió la idea de que los hombres se tenían que vestir
de mujeres y las mujeres de hombre. E hicimos la promesa
que nos íbamos a disfrazar así en el día de los muertos.
Gracias a todo eso se me olvidaron mis problemas y
me la pase divertido. También empecé a sentir algo que
jamás había sentido por alguien.
Esa noche se me hizo endosa, nos fuimos bien tarde de la
fiesta, ya eran las tres de la mañana y yo seguía ahí con mi
Jesus y mi hermano. Ya estábamos cansados y nos fuimos a
la casa. Cuando llegue a mi casa, me quite los zapatos y me
acosté en el sillón de la sala. Y abrase el suéter porque
todavía sentía el calor de Gabriel.
Empecé a pensar en el, pensé todo lo que paso esa noche
con el. Su mirada, su sonrisa, su cara de ángel. No podía de
desistir de pensar en el. Todo esto era nuevo para mí.
Nunca había sentido esto por un chavo. Siempre he
presagiado que me gustan las chavas y los chavos pero
nunca pensé que iba a sentir algo así. Y tan solo me había
prestado el suéter y apenas nos empezábamos a hablar.
Cerré los ojos y veía su cara, y de repente me dormí
pensando en el. Sentía su presencia en mí, lo sentía al lado
mío, pero no sabia si era en realidad o tan solo era un
sueño.
Al día siguiente me desperté y tenia el suéter puesto, me
sentí bien oportuno al ver que lo que había pasado no era
tan solo un sueño si no una realidad. No sabia que hacer, no
podía entender que me encariñe con Gabriel. Pero era en realidad. Sentía mucho pavor.

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